domenica 14 dicembre 2008

Che

Vieja Maria, vas a morir; quiero hablarte en serio:
Tu vida fue un rosario completo de agonias, no hubo hombre amado, ni salud, ni dinero, apenas el hambre para ser compartida;
quiero hablar de tu esperanza, las tres distintas esperanzas que tu hija fabricó sin saber como.
Toma esta mano de hombre que parece de niño en las tuyas pulidas por el jabón amarillo.
Restriega tus callos duros y los nudillos puros en la suave vergánza de mis manos de médico.
Escucha, abuela proletaria: cree en el hombre que llega, cree en el futuro que nunca verás.
Ni reces al dios inclemente que toda una vida mintió tu esperanza.
Ni pidas clemencia a la muerte para ver crecer a tus caricias pardas; los cielos son sordos y en ti manda lo oscuro, sobro todo tendrás una roja venganza,
Lo juro por la exacta dimensión de mis ideales tus nietos todos vivir n la aurora, muere en paz, vieja luchadora.
Vas a morir, vieja María; treinta proyectos de mortaja dirán adiós con la mirada el día de estos que te vayas.
Vas a morir, vieja María quedarán mudas las paredes de la sala cuando la muerte se conjugue con el asma y copulen su amor en tu garganta.
Esas tres caricias construidas de bronce (la unica luz que alivia tu noche) esos tres nietos vestidos de hambre, auorar en los nudos de tus dedos viejos donde siempre encontraban alguna sonrisa.
Eso ser todo, vieja Maria.
Tu vida fue un rosario de flacas agonias, no hubo hombre amado, salud, alegría, apenas el hambre para ser compartida, tu vida fue triste, vieja María.
Cuando el anuncio de descanso eterno enturbía el dolor de tus pupilas, cuando tus manos de perpetua fregona, absorban la ultima ingenua caricia, piensas en ellos... y lloras, pobre vieja María. ­
No, no lo hagas! No ores al dios indolente que toda una vida mintió tu esperanza ni pidas clemencia a la muerte, tu vida fue horriblemente vestida de hambre, acaba vestida de asma.
Pero quiero anunciarte, en voz baja y viril de las esperanzas, la mas roja y viril de las venganzas quiero jurarlo por la exacta dimensión de mis ideales.
Toma esta mano de hombre que parece de niño entre las tuyas pulidas por el jabón amarillo, restriega los callos duros y los nudillos puros en la suave vergánza de mis manos de médico.
Descansa en paz, vieja María, descansa en paz, vieja luchadora, tus nietos todos vivirán la aurora, LO JURO
Che

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