domenica 16 settembre 2007

Quidado

La Movida Madrileña fue un movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la Transición de la España postfranquista y que se prolongó hasta avanzados los años ochenta.
La noche madrileña fue muy activa no sólo por las salidas nocturnas de los jóvenes, sino a causa de un interés inusual en la llamada cultura alternativa, las drogas, underground o
contracultura. La aparición de sellos independientes de grabación discográfica (Dro, TicTac, Tres Cipreses etc.) permitió la creación de una música distinta a la patrocinada por las multinacionales del disco.
Nacido en
Madrid, el movimiento se extendió miméticamente a otras capitales españolas, con la connivencia y aliento de algunos políticos, principalmente socialistas, entre los que destacarían el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que había estudiado profundamente desde un punto de vista sociológico la cultura marginal juvenil (véanse los ensayos contenidos en su obra El miedo a la razón). El apoyo político a esta cultura alternativa pretendía mostrar un punto de inflexión entre la sociedad franquista y la nueva sociedad de la democracia; esta imagen de una España "moderna", o cuanto menos abierta a la modernidad, sería utilizada internacionalmente para combatir la imagen peyorativa que el país había adquirido a lo largo de cuatro décadas de dictadura. No obstante, y a pesar de este movimiento contracultural, gran cantidad de las estructuras sociales y económicas del país eran heredadas del antiguo régimen.
La revista La Luna, entre otras acunadas por los ayuntamientos de
Madrid y de Vigo, fue el baluarte del movimiento, que halló reflejo en algunos programas televisivos como La bola de cristal o Si yo fuera presidente de Fernando García Tola y otros musicales y de variedades presentados por personajes como Paloma Chamorro, Carmen Maura, etc., y tuvo su cronista en el escritor y periodista Francisco Umbral desde su columna en el diario El País, sus cantantes en Enrique Urquijo y Olvido Gara, más conocida como «Alaska», su poeta en Eduardo Haro Ibars, su graffitero en Juan Carlos Argüello «El Muelle», sus ídolos artísticos en Andy Warhol y Miquel Barceló y sus lugares de culto en Rock-Ola,Carolina, El Sol, El Penta, La Vía Láctea, etc. El poeta Luis Antonio de Villena novelizó esta época en Madrid ha muerto. Lo mismo hizo el novelista Gregorio Morales en su obra La individuación.

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